¿Qué son?
Según la wikipedia,
son sustancias químicas, ajenas al cuerpo humano o a la especie
animal a la que afecta, capaz de alterar el equilibrio hormonal de
los organismos de una especie,1 es decir, de generar la
interrupción de algunos procesos fisiológicos controlados por
hormonas, o de generar una respuesta de mayor o menor intensidad que
lo habitual.
Yo lo resumiría en, son químicos que
mimetizan, antagonizan o anulan a hormonas normales y que pueden
tener efectos permanentes en el organismo o incluso en la progenie, a
través de mecanismos trasmisión genética, o lo que es lo mismo,
modificando la expresión genética, que explicaré más adelante.
¿Cómo actúan?
A grandes rasgos podemos hablar de tres
formas de actuación:
Mimetizan la
acción de las hormonas naturales, aumentando lo que sería el flujo
natural. Este es uno
de los casos (aunque hay dudas) del ya prohibido insecticida DDT..
Bloquean los
receptores hormonales, inhibiendo la respuesta. Es el caso del
Vinclozolin,
un fungicida que tiene efectos anti-androgenos, suprime el efecto de
las hormonas sexuales masculinas.
Interfieren en los
niveles fisiológicos hormonales, hacen producir más o menos
hormonas de lo normal. Es el caso de los disruptores de origen
natural, las isoflavonas, por ejemplo.
¿Cual es el problema con la regulación?
Respuestas no monotónicas
Este es un campo relativamente nuevo de
investigación y algo contraintuitivo. Hasta ahora, la perspectiva
toxicológica al respecto de la seguridad alimentaria y de otros
materiales, se había fijado en establecer límites para sustancias
que podrían resultar dañinas para el organismo.
Sin embargo, el caso en los disruptores
endocrinos no tiene paralelismo con “evitar dosis venenosas”
debido a que se ha observado que estos químicos reaccionan con el
sistema endocrino de forma no
monotónica, es decir no-lineal o expresándolo aún
de forma más simple, el a más dosis más respuesta y a menos dosis
menor respuesta no se cumple.
Según Frederick
Vom Saal, profesor de biología en la Universidad de
Missouri, el problema es que el tema se ha tratado con una
perspectiva toxicológica, como se hace con lo “venenoso”, a
partir de ciertas dosis lo es y por debajo de un umbral, no lo es.
Sin embargo, el sistema endocrino del cuerpo humano no funciona de la
misma forma y la regulación no está para nada adaptada a ello. La
sensibilidad endocrina varía dependiendo de la dosis de forma cuasi
antagónica en muchos casos.
¿Cuales son?
La
lista es larga, entre otras cosas porque muchas
substancias están en revisión para bien o para mal, pero
centrándonos en los principales. Podemos clasificarlos según su
origen:
De origen natural
De tipo vegetal, pueden exhibir efectos
pro-estrogénicos o anti-estrogénicos.
Estos gozan de una reciente popularidad
debido al popular meme sobre la soja
aunque un meta-análisis
bastante reciente ha descartado posibles efectos perjudiciales de la
soja para la testosterona, aunque permanezco ligeramente escéptico
al respecto.
De tipo fúngico, de los tóxicos, hay
uno muy conocido llamado Penicillium
que dio paso al famoso medicamento, aunque este no exhibe propiedades
de disruptor endocrino.
Sin embargo el que nos ocupa aquí es
una llamado Zearalenone,
que muestra propiedades de disruptor endocrino de tipo estrogénico.
Infraestudiados en mi humilde opinión,
parecen condensarse en productos de tipo cerealístico almacenados.
De origen artificial o sintético
- Adictivos alimentarios
E-621, Glutamato Sódico, un potenciador del sabor se halla en todo tipo de alimentos. Se han encontrado efectos de disrupción endocrina en experimentos con ratas. Posiblemente tenga un una relación directa con problemas de infertilidad y obesidad.
De este tipo, quizá el más famoso sea
la Atrazina,
un potente herbicida, el cual está prácticamente prohibida en la UE
pero no en Estados Unidos. Donde un famoso estudio ha demostrado que
contaminación en el agua causa cambios completos de sexo
en ranas, hasta el punto de que ranas macho cambian
completamente y son capaces de poner huevos.
Otro es el DDT,
y su residuo el DDE,
pesticidas prohibidos desde las décadas de 1970-1980, era uno de los
principales y más vendidos del mundo. Durante la Segunda Guerra
Mundial se usó para el control de plagas en las trincheras, rociando
a los soldados y civiles, y fue responsable de la casi extinción de
la mismísima águila calva, símbolo nacional de Estados Unidos. Se
conoce que es cancerígeno, efecto posiblemente derivado de su
actividad disruptora endocrina. Como ya hemos dicho previamente, el
DDT es considerado un antogonista
androgeno, es decir, bloquea
a los receptores de hormonas sexuales masculinas y su
relación con el cáncer está ampliamente
estudiada.
Ftalatos,
un grupo de sustancias como el DEHP
y el DBP,
ampliamente usados en la fabricación de por ejemplo el PVC con el
que están hechas muchas tuberías y conductos. Estos materiales son
considerados disruptores endocrinos de tipo antagonista
androgeno, es decir, inhibe
la producción de hormonas sexuales masculinas,
teniendo entre otros efectos la reducción
de la calidad del esperma.
Bifenoles,
la más famosa de estas sustancias, y ampliamente usada en la
industria plástica es el BPA,
o Bisfenol
A, que fue uno de los componentes pioneros para la
creación de todo tipo de productos plásticos desde la década de
los 50’s. Este componente se encuentra en todo tipo de envoltorios
y envases alimenticios, botellas
de plástico, latas
de conservas incluidas y en el papel
termal, ampliamente usado para los tickets
de la compra. La Unión Europea prohibió su uso en
envases y productos infantiles (chupetes, etc) aunque no sé si la
prohibición se extiende a los juguetes y recientemente
ha extendido aún más las limitaciones pero está aún lejos de
prohibirse. Para resumir el BPA es un xenoestrógeno,
esto es, mimetiza a las hormonas sexuales femeninas, aumentando así
su impacto en el organismo.
Polibromodifenil
éteres, usado para recubrimientos de material
eléctrico, aparte de ser nefastos para el medio ambiente por
diversas razones, se ha demostrado sus perniciosos efectos como
disruptor
endocrino. El Estado de California y la UE han
prohibido su venta y uso.
Benzofenona,
un producto ampliamente usado en higiene personal y perfumería es
considerado un disruptor
endocrino.
Octilmetoxicinamato,
se halla en muchas cremas solares y barras de labios. Es considerado
un disruptor
endocrino que mimetiza a los estrógenos.
Butilhidroxitolueno,
o BHT y Butilhidroxianisol
o BHA, usados tanto en cosmética como aditivo alimentario (E-320 y
E-321). Son considerados disruptores
endocrinos que afectan a la función
tiroidea.
¿Qué problemas pueden estar ocasionando?
Difícil de decir dado que todavía es
pronto para hablar con certeza de esto, sin embargo se han visto ya
muchas asociaciones que hacen temer lo peor, especialmente en
estudios con ratas. Muchas de estas condiciones parecen estar
fuertemente correlacionadas, lo cual refuerza la sospecha.
Paralela a la tendencia al alza en los
casos de autismo aunque las
razones no están claras. SIn embargo se
ha visto una relación entre una alta exposición a
disruptores endocrinos y casos de autismo aunque no hay nada
definitivo.
En especial cánceres asociados,
obviamente, a las hormonas sexuales y el sistema endocrino en
especial.
Como siempre, las razones en la cada
vez mayor incidencia de estos cánceres no se pueden separar de la
mejora tecnológica para detectarlos, pero los expertos aseguran que
esto no
explica por sí solo el aumento en la incidencia, sin
embargo, no debemos relacionar una mayor incidencia con una mayor
probabilidad de mortalidad y viceversa, debido a que la “Incidencia”
depende enormemente de la calidad de la atención médica, los
chequeos rituales y demás. Es por ello, y afortunadamente, que las
mejoras en técnicas médicas y tratamientos han mantenido la
mortalidad estable o decreciente.
Aunque no podemos obviar que la
relación entre los disruptores endocrinos y el cáncer parece ser
bastante
sólida.
Incidencia y
mortalidad por cáncer de mama en Hong
Kong.
A pesar de lo
dicho con respecto al problema de la incidencia como indicador,
tenemos experimentos
con ratones
que parecen confirmar la correlación entre todo lo tratado aquí y a
su vez estudios observacionales en humanos.
Incidencia y
mortalidad por cáncer de próstata en Canadá.
Al igual que en
los casos de cáncer de mama, existen experimentos
con ratones
que atestiguan la relación y a su vez estudios observacionales en
humanos.
Si hay un grupo de riesgo que debe
evadir los disruptores endocrinos a toda costa, son las mujeres
embarazadas. Todos los grupos de población están
afectados en mayor o menor medida por estos, pero los fetos son
especialmente vulnerables y sus efectos pueden ser terribles e
incorregibles.
Aquí es donde entra en juego la
epigenética,
un campo relativamente innovador en biología que estudia la
expresión genética, la fase fetal es vital para el desarrollo,
todos los niveles hormonales son fruto de un cuidadoso equilibrio que
tiene importantes repercusiones en el desarrollos de los órganos
sexuales y no
sexuales, en tanto estudios en ratas
y
otros animales como observacionales en humanos.
Una disrupción endocrina en este temprana fase puede afectar a la
expresión genética de formas irreversibles y es posible que incluso
sea heredable.
Otra enfermedad que está actualmente
en alza en todo Occidente, aunque las razones se
discuten, posiblemente sea una combinación de
factores genéticos y ambientales.
Sin embargo, se especula la importancia
que puedan tener los disruptores endocrinos en este alza, sin embargo
es complicado de saber porque una vez con depresión está afecta
de sobremanera al sistema endocrino, es difícil
diferenciar la causa del efecto.
Aunque las causas de esta condición
todavía se debaten, hay cierta
evidencia que apunta al rol de posibles desequilibrios
hormonales durante el embarazo, en correlación
con otros problemas que apuntamos en este artículo, como por ejemplo
la madurez precoz.
Esta condición también está en
alza en los últimos años, sin embargo las causas de
esto son muy discutibles e intrazables. Sin duda la apertura y
visibilización política y sociocultural a orientaciones LGTB tiene
su peso pero no sería descartable un aumento de los casos.
“Correlation
doesn’t imply sissification!”
Otra tendencia, es la la disminución
de la calidad del esperma desde los años 70
aproximadamente, tendencia que se sigue reafirmando en estas dos
últimas décadas. Con obvias y nefastas consecuencias
para la
fertilidad masculina.
Ya hay un extenso debate
relacionando la disrupción endocrina con este fenómeno. Tenemos
pruebas bastante sólidas en experimentos con ratones
y estudios observacionales en humanos.
Obesidad
infantil y adolescente en Estados
Unidos.
Otra famosa tendencia al alza en las
sociedades modernas es a la obesidad. Como siempre no podemos
descartar un amplio rango de factores que afectan en conjunto a esta
condición. La vida sedentaria, una dieta más calórica y de peor
calidad, el mayor uso de la comida rápida, la depresión de la
microbiota, etc.
Sin embargo, resulta chocante el brutal
aumento de la obesidad infantil e incluso la aparición de
enfermedades como la diabetes de tipo 2, que hasta hace uno años se
consideraba una
enfermedad que afecta solo a adultos.
Además, a la hora de analizar estos
hechos, el método no debe ser solo la ingesta sino también cambios
en el propio metabolismo y también las propias ganas de comer o
insaciabilidad.
Así es que, en efecto, se están
estudiando las implicaciones de la disrupción endocrina en la
epidemia de obesidad que padecen nuestras sociedades, y parece
haber conexiones
sólidas, especialmente en estudios con ratones.
Año de la
primera menstruación media.
Durante el siglo XX, hemos asistido a
una cada vez mayor tendencia en Occidente a una madurez
precoz en las mujeres. El primer periodo llega antes,
así como el desarrollo de las características sexuales secundarias.
Parece que hay
evidencias de que hay disrupción endocrina detrás de
ello, dado que así lo atestiguan estudios
con ratas y observacionales en humanos.
Una perspectiva hacia los factores
indirectos o correlados, nos llega a través de la precoz madurez en
las mujeres que se
sabe que aumenta la prevalencia de: Cáncer
de mama, disrupción en los
ciclos circadianos y hay alguna
evidencia sobre la depresión.
¿Cómo evitarlos?
Esta es la pregunta más difícil de
todas. En principio parece una tarea titánica dada la amplia
difusión que tienen pero dado que un importante factor para su
pernicioso efecto es la acumulación, todo esfuerzo por eliminarlos
de nuestro organismo será recompensado.
Para una persona normal, que no tiene
un contacto regular con productos industriales como disolventes y
demás. la cosa puede ser aún más fácil, y podría resumirse en
evadir los plastificantes y aditivos.
Existen alternativas plásticas libres
de BPA y además hay aplicaciones completamente gratuitas como Yuka
que con un simple escaneo del código de barras con nuestro móvil
nos informan de la existencia o no disruptores endocrinos en cada
producto.
Algo a evadir por completo es calentar
agua o comida en envases plásticos, debido a que la degradación
aumenta la contaminación.
No reutilizar botellas de plástico por
la misma razón, o usar en su lugar botellas de cristal o de otro
tipo libre de disruptores endocrinos.
Evadir los tickets de la compra,
especialmente tocarlos con las manos mojadas.
Evadir el uso de productos de higiene
personal que contengan disruptores endocrinos, los cuales hay a
cientos, especialmente de las marcas más conocidas.
¡Primero!
ResponderEliminarTengo una duda al respecto, creía que el estrógeno era la hormona femenina complementaria a la testosterona, pero he leído a BAP decir que no es así, sino que es una hormona del estrés, similar al cortisol. ¿Puedes aclarar esto, Sila?